Escuelas deterioradas y sin apoyo: padres de familia asumen el mantenimiento ante la falta de recursos

A pesar de los trabajos constantes de mantenimiento que realizan autoridades y comunidades escolares, el deterioro en la infraestructura educativa continúa afectando gravemente al estado de Sinaloa. El especialista en educación y tecnología José Enrique Villa Rivera advirtió que los fondos destinados al mantenimiento de los planteles resultan insuficientes, y que la mayoría de las escuelas no recibe siquiera una atención mínima para conservarse en buen estado.

Uno de los casos más representativos es el de la escuela primaria Francisco Villa, donde el pasado 6 de octubre delincuentes sustrajeron el cableado y las tuberías de 24 aires acondicionados distribuidos en 10 salones de clase. Tras dos semanas sin obtener respuesta de las autoridades, los padres de familia optaron el 20 de octubre por organizarse y aportar dinero de su propio bolsillo para reparar los equipos.

El costo total de los materiales ascendió a 40 mil pesos, cantidad cubierta con recursos de la comunidad escolar. “Se tomó parte del fondo de la asociación de padres, pero ese dinero era para gastos imprevistos del año escolar. Apenas estamos iniciando el ciclo y ya tuvimos que utilizarlo”, lamentó la subdirectora del plantel, Mariela Bañuelos.

Según la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC), hasta septiembre 26 escuelas de nivel básico seguían sin operar en Sinaloa debido a robos de cableado eléctrico.

A nivel nacional, la organización Mexicanos Primero estima que una de cada cuatro escuelas de educación básica carece de servicios esenciales como electricidad, sanitarios o agua potable.

Por su parte, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que en 2026 el programa federal de infraestructura educativa contará con un presupuesto de 26 mil millones de pesos, un incremento de mil millones respecto a 2025, cuando se asignaron 25 mil millones para atender más de 74 mil planteles de educación básica y media superior.

Sin embargo, los hechos en Sinaloa evidencian que los recursos disponibles siguen siendo insuficientes para atender la magnitud del problema. En palabras de Villa Rivera: “No se puede aspirar a una educación de calidad cuando las escuelas carecen de condiciones adecuadas para el aprendizaje”.

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