Aunque las cifras oficiales muestran una mejora en los indicadores educativos, miles de sinaloenses siguen sin poder leer ni escribir, o bien, no han logrado terminar su educación básica. El rezago educativo continúa siendo una de las principales deudas sociales del estado.
Dolores González es parte de esa estadística. “Tuve que dejar la escuela para trabajar. No se puede hacer todo al mismo tiempo”, cuenta. Su historia ilustra lo que viven muchas personas que, ante la falta de apoyo o por necesidad económica, abandonan los estudios desde jóvenes.
De acuerdo con datos recientes, el 3.2% de la población joven y adulta en Sinaloa permanece en condición de analfabetismo, lo que equivale a unas 75 mil personas. Aunque la cifra permitió al estado alcanzar el umbral de la UNESCO —que considera “alfabetizado” a un territorio con menos del 4% de su población analfabeta—, el problema está lejos de desaparecer.
Además, el rezago educativo total sigue afectando a más de 640 mil personas, una reducción mínima respecto a los 734 mil casos registrados hace una década. Dentro de este grupo, 210 mil sinaloenses no concluyeron la primaria y 340 mil quedaron con la secundaria inconclusa, lo que limita su desarrollo laboral y social.
El especialista en educación Antonio González advierte que, más allá de los avances estadísticos, persiste un problema profundo: el analfabetismo funcional. “Podemos reducir el número de personas que no saben leer, pero seguimos teniendo jóvenes que no comprenden lo que leen. Eso también es una forma de analfabetismo”, señala.
A nivel nacional, la situación no es alentadora. Según el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), más de 4 millones de mexicanos —el 4.1% de la población— no saben leer ni escribir.
Durante septiembre de 2025, solo 1,872 sinaloenses lograron concluir sus estudios, una cifra positiva pero insuficiente frente a la magnitud del rezago.
González destaca que, aunque en medio siglo México ha reducido el analfabetismo en un 25%, no ha logrado mejorar la comprensión lectora ni las habilidades básicas. Por ello, insiste en que el desafío actual no solo es erradicar el analfabetismo tradicional, sino garantizar una educación efectiva y de calidad.
A pesar de los logros obtenidos, la desigualdad educativa sigue afectando a miles de familias sinaloenses, que permanecen atrapadas en un círculo de pobreza, deserción escolar y falta de oportunidades.