Ana Lucía Blanco, pensionada y derechohabiente del ISSSTE, vive una dura realidad: sufre de problemas en la columna y necesita revisiones constantes con un traumatólogo, pero en el hospital público donde acude no hay especialistas disponibles.
“Siempre nos dicen lo mismo: no hay traumatólogo, no hay reumatólogo, no hay cardiólogo. Nos piden regresar otro día, pero nunca hay atención”, relató con frustración.
Ante la falta de atención médica, Ana Lucía ha tenido que acudir a médicos particulares. Cada mes destina unos cinco mil pesos en consultas y medicamentos, lo que absorbe prácticamente todo lo que recibe de pensión. En ocasiones, ni siquiera puede costear el traslado a las citas.
Mientras los usuarios del sistema enfrentan esta situación, el Gobierno Federal asegura que los hospitales públicos cuentan con suficiente abasto. La presidenta Claudia Sheinbaum ha declarado que más del 90% de las unidades médicas del país ya disponen de los medicamentos necesarios y que programas como Rutas de la Salud están fortaleciendo el acceso a la atención. Sin embargo, la realidad en los consultorios contradice esos discursos.
Durante el año 2024, el IMSS dejó de entregar 4 millones 527 mil recetas, lo que equivale a más de 11 millones de medicamentos que no llegaron a los pacientes. Aunque esta cifra representa una ligera mejora respecto a años anteriores, el desabasto continúa siendo tres veces superior al que existía antes de la llamada Cuarta Transformación, cuando se reportaban alrededor de 1.4 millones de recetas no surtidas.
El impacto económico para las familias mexicanas también ha sido considerable: en los últimos seis años, el gasto doméstico destinado a salud aumentó 41.4%, y el dinero empleado específicamente en medicamentos pasó del 19% al 30% del presupuesto familiar.
“Las deficiencias en el sistema de salud bajo este gobierno han deteriorado gravemente la atención médica pública”, afirmó José Villegas, médico especialista en Los Mochis.
Entre largas esperas, citas diferidas y recetas vacías, miles de pacientes en México enfrentan diariamente un sistema colapsado. Aunque tienen derecho a recibir atención gratuita, muchos deben recurrir a servicios privados para obtener los medicamentos y tratamientos que el Estado no les proporciona.
El contraste entre los reportes oficiales y la experiencia de los ciudadanos deja claro que, a pesar de las promesas, el desabasto y la falta de médicos continúan siendo una deuda pendiente con la población mexicana.